ESTO SE PUEDE APLICAR TANTO A LAS ÓPERAS SERIAS DEL BARROCO COMO DEL CLASICISMO
La ópera es un fenómeno dramático que se basa en dos elementos que, en principio, tienen parecida importancia: el texto dramático y la música. La ópera seria era un género solemne, sofisticado, brillante, repleto de convencionalismos que impedían un buen teatro musical. Desde el punto de vista del texto, la ópera seria se caracteriza por:
Está basada en escritores clásicos griegos o romanos. Trata temas mitológicos, históricos o épicos. El hilo argumental suele poner de manifiesto un conflicto de pasiones que se desarrolla entre dos parejas de amantes, con la frecuente intervención de otros personajes que desarrollan tramas secundarias. En la acción se añaden episodios pastoriles o ceremonias solemnes para dar espectáculo. Solían terminar con algún acto de heroísmo o alguna gran renuncia por parte de alguno de los protagonistas.
Desde el punto de vista del otro elemento, el musical, las características de la ópera seria son:
Tiene un lenguaje armónico rico y variado. Constan de tres actos que son una sucesión de arias y recitativos. La acción se desarrollaba en el recitativo (muchas veces en forma de dialogo entre los personajes) y los sentimientos y emociones se expresaban en el aria. El drama, por tanto, avanza a trompicones, con periodos de movimiento (el recitativo defiende los derechos del drama) y de reposo (el aria como representante de los derechos de la música). Las óperas serias eran en realidad conciertos de 30 o más arias individuales escenificadas con gran esplendor. Todos los personajes tenían sus correspondientes arias (una, al menos, en cada acto) midiéndose su importancia por el número de arias que cantaban. Los abusos de los divos eran tan frecuentes como criticados. Puede haber dúos o tercetos, aunque son escasos porque les parecía un despilfarro hacer cantar juntos a los grandes divos. Se emplean pocos conjuntos y raramente hay coros. La obertura no tiene nada que ver con el drama que va a representarse y, por tanto, es intercambiable de unos a otros pudiéndose interpretar también en concierto. Alguien las describió como un cosquilleo, un ruido agradable que precede a la representación. La orquesta, salvo en la obertura, no tiene gran protagonismo. Los recitativos se hacen con el acompañamiento de un bajo continuo (recitativo seco). Sólo a los más importantes se les añade la orquesta.
En resumen: en la ópera seria el aria concentra todo el interés musical, especialmente la denominada aria da capo. Es el reino del cantor lo que da origen al mundo del castrado, que vive en estos momentos su edad de oro. Eran las autenticas estrellas del momento que imponían sus caprichosas exigencias a poetas y músicos para que hicieran obras en las que pudiesen lucir sus portentosas cualidades vocales.
Tras un siglo de experiencias en la ópera, la actividad de un músico napolitano a lo largo de unos 40 años entre los siglos XVII y XVIII codificó el género serio y su estructura se mantuvo casi inalterable durante todo un siglo. Alessandro Scarlatti (1660-1725) compuso más de 60 obras teatrales estrenadas la mayoría en Nápoles desde donde llegarían a conquistar toda Europa. No obstante sus últimas obras marcarán ya tendencias futuras: más desarrollo de la orquesta, tanto en la obertura como en el acompañamiento de las arias y un mayor interés por la acción dramática al tratar de superar los compartimentos estancos de recitativo seco y aria mediante recitativos acompañados por la orquesta o de episodios ariosos, de gran intensidad dramática.
El consumo de óperas serias fue enorme destacando en ella los músicos italianos. También A. Vivaldi cultivó esta modalidad de teatro musical. Sin embargo pocas óperas serias italianas han entrado en el repertorio moderno y esas pocas casi siempre fueron escritas por músicos germánicos. G. F. Haendel (1685-1759) es otro de los compositores más importantes de este género. Antes de dedicarse al oratorio compone, entre 1711 y 1740, óperas acomodadas al gusto aristocrático como Alcina, Jerjes, Julio César, Rodelinda, etc.
El aria da capo.
Fue la gran protagonista de la ópera seria durante toda la primera parte del siglo XVIII. A mediados de este siglo se volvió al aria en un solo movimiento. El texto consta de dos estrofas: A y B. Su forma es tripartita: ABÁ. Se llama da capo por la costumbre de poner al final de la parte B las palabras Da capo, que indican la vuelta al comienzo. La música se suele desarrollar así:
A: ritornello instrumental I, sección A1 que termina en la dominante, ritornello II, sección A2 que termina en la tónica, ritornello III. B: es una sección más pequeña que A. Desenvuelve material musical aparecido en A o, por el contrario, contrasta con ella. Á: Da capo. Igual que A pero si el ritornello I, con decoraciones o coloraturas añadidas y largas cadencias.
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